Evidentemente, como diría un buen sanjuanero, "YA HUELE A TORO". Lástima que este año no me podré escapar a mi exilio portugués durante esos días. En nuestra "muy noble y muy leal" pasando las fiestas del Rincón del Obispo y la romería... Aunque uno, observando la premura en la designación de abanderado, directivas varias, visita a las ganaderías, elección de los toros, pago de la hipoteca de la peña, cuotas de socio... se llega a cuestionar cuándo empiezan y terminan realmente. Pero sin duda el signo inequívoco es reencontrarse con los "personajes típicos", sin los cuales los Sanjuanes no serían lo mismo. Suerte y al toro... a quien le guste.
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